El Gran Gastby, acertó a leer cuando todavía no había
terminado de rasgar con sus manos aun temblorosas el papel de regalo con el que
había sido envuelto. El corazón golpeaba con tal fuerza su pecho que enrojeció
al pensar que él situado a escasos centímetros de su rostro pudiera escucharlo.
La elección estuvo clara desde el principio no había lugar para la duda, una
cita en un libro de Murakami era suficiente reclamo como para pasar
inadvertido, y ella adoraba a Murakami.Habian bastado un par de conversaciones
para que en apenas dos semanas hubieran intercambiado , disfrutado y enredado
tanto de Haruki, que lo habían hecho suyo. Solo faltaba encontrar el libro,
tarea que no se antojaba difícil a tenor del número de librerías existentes en
el pueblo y la más que creciente posibilidad de acceder de manera virtual a
cualquiera de las ofertadas en la red. Se equivoco, después de dos días de
búsqueda incesante sin resultados, por primera vez le sobrevino la congoja, y
si a pesar de todo, no lo encontraba, y si no llegaba a tiempo, y si realmente
estaba descatalogado, fugazmente paso por su cabeza una imagen tipo flashback
de las que aparecen en las películas en blanco y negro, era él con su álbum de
imágenes ideales y en la imagen que figuraba en la portada se podía ver a ella
desgarrar el papel como instantes antes había hecho. Tenía que ser, al instante
sin tiempo para oírlas llegar, se le agolparon, como se agolpan los besos que
no damos o los te quiero que nos callamos en el lóbulo de las sensaciones 23 razones de
peso que aseguraban desafiantes la continuidad de la empresa. De entre todas ellas,
una era la que poseía la densidad suficiente como para descolgarse del resto,
sumergirse y tocar fondo y acabar
desbordando el vaso de las emociones: Estaba loco por esa mujer, esa era por si
sola razón suficiente para conseguirlo, eso y el deseo febril de llegar hasta
su corazón y poder abrir su puertas con sumo cuidado. Ese libro era la llave
que las abria!!!!!!
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